Mala práctica enCosmética dental:
Un caso de iatrogenia
Mala práctica en
Cosmética dental:
Un caso de iatrogenia
Cuántas veces en el ejercicio de nuestra profesión, nos encontramos en la difícil posición de evaluar o corregir el trabajo realizado por un colega o -lo que es peor- el realizado por un empírico. En ciertos casos, no se trata sino de una divergencia en cuanto al procedimiento a elegir, pero a veces es una cuestión objetiva: la mala práctica que daña la salud y/o estética oral del paciente de manera reversible o irreversible. Para ilustración, un caso.
La paciente quedó satisfecha con el resultado, después de cerrarle pequeños espacios entre los centrales y mejorar la apariencia inclinada de ambas piezas, no obstante que no accedimos a su deseo de alargarle los centrales por considerar que no era necesario, como se aprecia en la fotografía número 1.
Antes – Fotografía N° 1
Dos años después, la misma paciente se presentó en el consultorio. Con aire compungido me dijo “Doctor, me va a matar”. Luego del examen entendí por qué. Sus dientes sanos y hermosos habían sufrido una mutilación innecesaria en las seis piezas anteriores superiores. Llevada por el afán de una sonrisa tipo Hollywood y encantada por el marketing de un empírico, once meses atrás le habían colocado seis carillas supuestamente de porcelana y, lo que es peor, las habían colocado tan desadaptadas que ocasionaron inflamación severa de las encías y reabsorción del tejido óseo.(ver fotografía número 2).
Después – Fotografía N° 2
¿Qué hacer? lo indicado es retirar las carillas y derivar a la paciente al periodoncista para posteriormente planificar un tratamiento que le devuelva la estética.
Las preparaciones mal realizadas y desgastes en serie unidos a un único procedimiento como solución universal para todos los problemas cosméticos no pueden sino llevar a este tipo de fracasos.
Los dentistas especializados en estética deben ser diestros en una variedad de procedimientos; de otro modo estarán limitados y no podrán satisfacer las necesidades y los deseos de los pacientes de manera conservadora y profesional. Por cierto, la destreza debe ir de la mano con la ética y la honestidad, para saber cuándo acceder a los requerimientos del paciente y cuándo decirle sencillamente que no es aconsejable mutilar piezas sanas en aras de una perfección a veces inalcanzable.
Atención Personal